viernes, 1 de enero de 2010

LA CANCIÓN DE LA REBELDÍA

Señor, no estoy conforme con mi suerte,
ni con la dura ley que has decretado;
pues no hay una razón bastante fuerte
para que me hayas hecho desgraciado.
Te he pedido justicia, te he pedido
que aplaques mi dolor, calmes mi pena;
y no has querido oírme, o no has podido
//revocar tu sentencia en mi condena.//
Casi nada te debo; no me queda
sino un amor inmensamente triste.
Ya saldaré mis cuentas cuando pueda
//devolverte la vida que me diste.//