jueves, 24 de febrero de 2011

EL PIROPO EN COSTA RICA

por Carlos Rey



«En el caso costarricense, la posibilidad de “piropear”... constituye... un elemento revelador del quehacer popular y de la idiosincrasia del pueblo. Ahora bien, el piropo ha sufrido un desgaste en su uso. En sus inicios,... los emisores [y] los receptores [se conocían].... [Pero] al [dejar de conocerse] la mayoría..., el piropo pasaría al anonimato, y sus enunciados originarios de galantería positiva se convertirían en contenidos distintos, conducentes más bien a la degradación... [con] rasgos como el ingenio, la picardía, la sátira,... el... chiste... y el vacilón como categorías... en el enfrentamiento diario a muchas situaciones....
»El piropo es, en principio, un mensaje lingüístico que tiene como finalidad esencial despertar una reacción concreta en el destinatario. La respuesta puede ser negativa o positiva, de acuerdo con la intencionalidad del emisor del discurso....
»En buena parte de los casos, el hombre abre el proceso; pero en muchas situaciones la mujer, o inicia el mensaje o responde coherentemente a lo planteado por el hombre:
»—¡Adiós, Ricura!
»—¿Qué le pasa, mechudo?
»Esa ingeniosa respuesta se la dio una decidida muchacha a un sujeto que no tenía un solo cabello en la cabeza....
»... Emilia Prieto se interesó en recuperar [los siguientes] piropos de corte tradicional, [algunos en verso]:
»“Si así son las flores,
mi profesión es jardinero.”
»“Como la luna en el cielo
o la rosa en el vergel
tenés el candor de un lirio
y la gracia de un clavel.”
»“La sonrisa de tus labios
tiene dulzura infinita,
y cuando veo tu sonrisa
toda pena se me quita.”
»“Sentí tu presencia un día
al llegar a este lugar.
Muñeca, ¡qué lindo sería
que formáramos un hogar!”
»... [He aquí otros piropos] del hombre a la mujer:
»—¡Amor, eres un castigo para cualquier hombre!...
»—Adiós, linda. ¡Con esos ojos iluminas mi vida!...
»—¡Juguemos ajedrez: usted la dama, yo el rey!...
»—Suegra, vaya con Dios, que yo voy con su hija....
»—No le pida más a Dios, porque ya se lo dio todo....
»—Si la belleza fuera pecado, usted no tendría perdón de Dios....1
Así trata el profesor costarricense Guillermo Barzuna el tema del piropo en su obra titulada Caserón de teja: Ensayos sobre patrimonio y cultura popular en Costa Rica. ¡Qué interesante es observar cómo la cultura religiosa está tan arraigada en la cultura popular que hasta da como resultado piropos que aluden a Dios! Pero ¿será una teología sana la que resulta de todo eso?
Menos mal que, si bien no se crearon con ese fin, algunos piropos sí se prestan para la reflexión espiritual. Por ejemplo, ¿es posible recibir tanta bendición de Dios, ya sea física, material o espiritual, que no haga falta pedirle más? Tal vez... El salmista David presenta a Dios como quien colma de bienes nuestra vida, y nos rejuvenece como a las águilas,2 y San Pablo lo describe como quien «puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir».3 Pero, en definitiva, ¡Dios sí nos concedería el perdón, con tal que se lo pidiéramos, si la belleza con que nos haya creado fuera tan deslumbrante que se juzgara pecado!


1Guillermo Barzuna, «Tradición, seducción y decadencia en el piropo costarricense», Caserón de teja: Ensayos sobre patrimonio y cultura popular en Costa Rica (San José, Costa Rica: Editorial Nueva Década, 1989), pp. 40‑48.
2Sal 103:5
3Ef 3:20


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lunes, 7 de febrero de 2011

UN CUENTO PARA MARGARITA

por Carlos Rey



Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?»
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad.»
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar.»
Y dice ella: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté.»
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver.»
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí.»
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento